En la actualidad, vemos niños con características distintivas que no se manifestaban años atrás. Los nuevos niños poseen mayor percepción y sensibilidad, mayor empatía por los seres vivos, mayor consciencia ambiental, mayor conexión consigo mismo y con la vida. Algunos niños llegan a manifestar una gran apertura psíquica y espiritual.
Según antropólogos y sociólogos, esas cualidades que poseen los nuevos niños, se manifiestan con tal rapidez que hace que padres y educadores no sepan cómo educar a estas nuevas generaciones y ello provoca que el sistema actual de educación quede obsoleto y por lo tanto genere esta crisis del sistema educativo tradicional.
Es por ello que se hace necesario pensar y repensar sobre un nuevo paradigma de la educación donde la atención se centre en el niño y en sus propios intereses y motivaciones y se le brinde la posibilidad de desarrollar su natural proceso de aprender y estimular su curiosidad innata.
Para estos niños hacen falta nuevos métodos de enseñanza que acompañen al niño en su potencial y en su libertad para aprender. Debemos confiar en la naturaleza del niño. Los niños saben qué es necesario para sí mismos y qué, cuándo y para qué necesitan aprender. Ellos tienen su propio ritmo de aprendizaje y asimilan conocimientos cuando están preparados para hacerlo.
En este proceso natural de aprendizaje, el adulto cumple una función de guía y de acompañante, ofreciendo las condiciones necesarias para que el aprendizaje se produzca de una manera feliz y respetuosa.
Por lo tanto, se hace necesario una Psicopedagogía Consciente, que tenga en cuenta al niño en su libertad para aprender y para desenvolverse en la vida. Debemos tener en cuenta que cada niño posee una sabiduría interior que hay que proteger y poder ayudarlo o acompañarlo para que despliegue todo su potencial.
Es preciso que haya profesionales con capacidad de escucha, atención plena y mirada amorosa, centrados en el aquí y ahora, teniendo en cuenta la individualidad de cada ser, respetando, comprendiendo y aceptando cada momento que se presenta como una oportunidad maravillosa de conectarse con la divinidad de cada niño.
Hace falta un trabajo interno de autoconocimiento de cada psicopedagogo que acompañará a un niño que aprende o que tiene alguna dificultad. Hace falta conocer cuáles fueron nuestros propios estilos de aprendizaje y nuestras propias dificultades. Hace falta sanar nuestro niño interior para no proyectar en el niño nuestros propios conflictos.
Es necesaria una Psicopedagogía Consciente que aporte una mirada comprensiva, compasiva y respetuosa del niño y un abordaje holístico que tenga en cuenta el SER y toda la situación que rodea la situación de aprendizaje o su dificultad. Se hace necesario un equilibrio y una coherencia entre nuestro pensar, nuestro sentir y nuestro hacer. Se hace necesaria una Psicopedagogía humana e integral que posibilite la libertad y la alegría por aprender.
Alejandra Sandoval
Lic. Prof. en Psicopedagogía
Creadora y Coordinadora de www.educacionycrianza.com y www.areapsicopedagogica.com.ar
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